
Recorremos la India y otros lugares a través del mundo visual de Isabel Herguera, quien, tras años trabajando, consigue traer a las salas una historia con carácter propio que, aunque un tanto confusa, se disfruta.
Recorremos la India y otros lugares a través del mundo visual de Isabel Herguera, quien, tras años trabajando, consigue traer a las salas una historia con carácter propio que, aunque un tanto confusa, se disfruta.
La película presenta una historia ambientada en el mundo del ballet distinta de lo habitual. A pesar de su falta de ritmo, la atención prestada a sus personajes logra captar el interés del público para seguir la historia.
Precuela de Los juegos del hambre que mantiene rasgos de sus antecesoras e indaga más en alguno de sus mensajes. Pese a algún desequilibrio de guion y la dureza del contexto, el elenco consigue elevar el conjunto.
Malena Alterio lidera este desconcertante thriller con su incómoda e hipnótica interpretación. Sin embargo, todo se viene abajo cuando el suspense logrado se precipita hacia lo rocambolesco y un final desafortunado.
Entre fuertes contrastes de luz –tanto natural como artificial– y oscuridad, se desarrolla un relato sobre sanar heridas volviendo a los orígenes. Sin embargo, hay demasiado esfuerzo puesto en su forma y demasiado poco en su fondo.
Documental cargado de referencias cinematográficas y personalidades de la industria que permiten comprender una figura de alguien tan esencial para el cine español como Fernando Méndez-Leite.
Una propuesta que pretende desmitificar la idealización de la vida americana. Aporta información a partir de vivencias reales y promueve el criterio y la reflexión del espectador sobre los temas tratados.
Una comedia más de dinámicas insanas, conflictos forzados y exagerados, que se intentan encubrir tras mensajes positivos –sobreexplicitados– y un edulcoramiento final que intenta borrar la maldad presentada.
Una adaptación totalmente innecesaria que se regodea en escenas de violencia gratuita y se llena de unos diálogos vacíos, insulsos y agotadoramente vulgares. Ni el solvente dúo protagónico puede salvar al conjunto.
Un drama indiferente que apunta maneras y sugiere temas interesantes en los que profundizar, pero se queda en lo superficial. El dúo protagónico se convierte en el imán que, con su química, ofrece mayor interés.