
Aunque es difícil conectar con la propuesta de Arnold, dispone de elementos suficientemente interesantes como para prestarle atención. Su reparto y sus momentos de brillantez refuerzan un final optimista.
Aunque es difícil conectar con la propuesta de Arnold, dispone de elementos suficientemente interesantes como para prestarle atención. Su reparto y sus momentos de brillantez refuerzan un final optimista.
Un drama culinario que sucumbe al caos, el desorden y el desmadre. El histrionismo de las acciones y el desaprovechamiento de los personajes lideran un argumento vacío, cuyas posibilidades se ven autoboicoteadas.
Levan Akin continúa con su activismo en favor de los trans a través de una historia de relaciones familiares y de amistad. En ella hace una magistral exposición de la situación desfavorecida en ciudades poco conocidas.
Las historias de zombis se reinterpretan para trascender y hablar de algo mucho más universal: el duelo. En un tríptico familiar, se ahonda en ese sentimiento desde un aura tenebrosa y una realización comedida.
Griffin Dunne lidera un reparto que interpreta a personajes en crisis. Aunque su inicio es prometedor y está envuelto en humor, la historia pierde interés en la segunda mitad y acaba resultando larga.
Documental que muestra al pionero del rock-and-roll Little Richard como un fenómeno estelar de la historia de la música y de la comunidad queer, por su orientación sexual y su imagen.
Este cuento moderno, pese al desaliento de los problemas sociales y personales de los personajes, mezcla lo dramático con un humor certero y tierno. Es una obra minimalista y esperanzadora de amor y resiliencia.
Erice estrena su cuarto largometraje treinta años después de El sol del membrillo. A sus ochenta y tres, el cineasta vasco vuelve en plena forma, con su personal estilo autoral en una película sobre la memoria y la identidad.
Una historia emotiva, sensible y delicada. En su tratamiento de las dificultades en las relaciones materno-filiales y cómo los recuerdos son olvidados, subyace un mensaje de perdón y redención.
Las montañas son el lienzo de esta historia de amistad, sobre el que se reconstruyen relaciones. Pese a su innecesaria literalidad, la película deja un bonito listado de cuestiones sobre las que reflexionar.